lunes, 13 de febrero de 2017

Sobre la Divina Comedia y las divinas estrellas


Imaginate que sos escritor y escribís una saga, digamos algo así como "Harry Potter" de Rowling o "Fundación" de Asimov o "El señor de los anillos" de Tolkien o "Las Crónicas de Narnia" de Lewis. Y ahora imaginate que no te basta con eso, que vos querés llegar más lejos que ellos y te proponés a vos mismo un desafío que supere la rutina: que todos los libros de tu saga terminen con la misma palabra y sin que eso altere el significado de la narración. Si te parece una propuesta demasiado retorcida y fantasiosa vas a prejuzgar mal porque eso ya pasó. Un artista, un poeta inmenso e intocable lo hizo en la que podríamos llamar "la saga de las sagas" o la "trilogía cumbre": se trata de la "Divina Comedia" de Dante Alighieri (1265-1321), nada menos. Los tres libros de que se compone la obra, que corresponden a su travesía por el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso, finalizan con la misma palabra. Y no cualquier palabra, sino una que justifica que este artículo sea presentado en un blog como este, como "Universo a la vista".

Empecemos por el principio, la "Divina Comedia" presenta la concepción "oficial" del universo aceptada allá por el siglo XIV, cuando todavía faltaba mucho para que Copérnico (1473-1543) pateara el tablero, Bruno (1548-1600) terminara al asador y Galileo (1564-1642) gozara de una generosa detención domiciliaria.
El modelo que presenta Dante en "Paraíso", con las esferas del Sol, la Luna y los planetas, no es ni más ni menos que el modelo geocéntrico de Tolomeo (aprox. 85-aprox. 165). El amor de Dante por las estrellas queda a la vista en esta obra. Es probable que si viviera hoy sería un incondicional aficionado a la astronomía y andaría con su telescopio a cuestas de star party en star party. Ese amor llegó a tal punto que los tres libros de la saga terminan con la palabra "stelle" (estrellas).
Para apreciar mejor cómo resolvió Dante el desafío de terminar cada libro con esa palabra, aquí está el final de cada libro:

Párrafo final del libro del INFIERNO:

Mi guía y yo por esa oculta senda
fuimos para volver al claro mundo;
y sin preocupación de descansar,
subimos, él primero y yo después,
hasta que nos dejó mirar el cielo
un agujero, por el cual salimos
a contemplar de nuevo las estrellas.

Párrafo final del libro del PURGATORIO:

De aquel agua santísima volví
transformado como una planta nueva
con un nuevo follaje renovada,
puro y dispuesto a alzarme a las estrellas.

Párrafo final del libro del PARAÍSO:

Faltan fuerzas a la alta fantasía;
mas ya mi voluntad y mi deseo
giraban como ruedas que impulsaba
Aquel que mueve el sol y las estrellas.

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